Que este 2020 nos caiga el 20
Este 2020 no es coincidencia sino parte de un plan perfecto y vivir un doble veinte, sin duda, más que una oportunidad de aprendizaje como lo han sido otros años, es una oportunidad para actuar.
Yo sé poco de numerología pero me di a la tarea de investigar y según esta rama el 20 nos dice claramente que es más importante todo aquello que nos puede aportar lo espiritual que todo lo material.
Después, reflexionando más sobre el 2020 y entonces sí consultando en el libro de mi fe: La Biblia, llegué por diosidencias a Apocalipsis 20:
“Los mil años, Satanás es atado durante el Milenio — Entonces, los santos vivirán y reinarán con Cristo — Los muertos comparecen ante Dios y son juzgados por lo que está escrito en los libros según sus obras.”
Y es así donde las obras ocupan un papel muy importante en este versículo. No soy experta en la Biblia y, a diferencia de nuestro expresidente Peña Nieto, mentiría al decir que es mi libro favorito.
Sin embargo, este versículo en especial nos habla de las obras, del actuar, de hacer lo aprendido.
¿Diosidencia?
Después me fui al significado chino y total, veas por donde lo veas, todas estas teorías resumen lo mismo: ACTUAR, CAMBIO, ESPIRITUALIDAD.
No por algo, los de mi generación son llamados “millennials” y es que desde que el nuevo milenio empezó junto con las redes sociales y así el destape de tanta información, las generaciones que vienen han empezado a actuar más que a juzgar, a involucrarse con nuestro mundo, a buscar causas sociales, a ayudar a los seres vivos, a reciclar, a comer sano... Las generaciones desde el 2000 vienen actuando y este 2020 debemos hacerlo el doble. No es casualidad que el 2020 sea el año elegido por el Papa Francisco para reunir a jóvenes de diferentes religiones y nacionalidades durante el mes de marzo en Italia para motivarlos a generar una economía más justa y sustentable, invitándolos y preparándolos para actuar.
El no juzgar será parte primordial durante los próximos años... Desde las épocas de Jesucristo venimos cargando la mala costumbre de juzgar y ver todos los defectos en los demás. Pues bien, este debe ser el año de la empatía, esa que tanta falta le hace al mundo y definitivamente la palabra juzgar se contrapone a todo lo bueno que tiene la palabra empatía. Las personas no podrán ser empáticas si juzgan. La empatía es ponerse en el lugar del otro, en sus zapatos, en su techo, con sus experiencias, para así entender su vida, su historia, sus decisiones y entonces poderlo ayudar desde su raíz, no solo por encimita.
Todo un pueblo juzgó a Jesús.
Muchas naciones han juzgado al Papa.
Una sola persona juzgó y le escupió a la Madre Teresa de Calcuta.
Hitler juzgó y señaló a los judíos.
Trump juzga y señala a toda una comunidad.
Hemos visto por años que juzgar ha sido el mejor pretexto para lavarse las manos. Este año practiquemos la empatía de fondo, utilizando menos la boca y más el corazón junto a las manos.
Que este 2020 nos caiga doblemente el 20 y hagamos un cambio profundo y real; que el celular, las redes sociales y la tecnología no nos distraigan de lo que está sufriendo el mundo que habitamos y más bien estos medios se utilicen como herramienta para generar, aportar, inspirar, sumar y ayudar.
Que nos caiga doblemente el 20 y disfrutemos no solo lo material, que si es bendición también debe de disfrutarse, pero que se disfrute aún más lo que pocos tienen y más pocos aún trabajan por tener: la riqueza espiritual.
¡Feliz 2020!
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