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SER O PARECER

Foto del escritor: Nayeli PereznegronNayeli Pereznegron

“No negocies tu autenticidad a cambio de una mirada de aprobación”, Jorge Bucay.


¿Cuántas veces nos ha pasado esto? 


Me siento afortunada de que a lo largo de mi vida he conocido a todo tipo de personas, todo tipo de culturas, de costumbres, de gustos, de preferencias  y no acabo de maravillarme de todo lo que uno aprende cuando abre su corazón a lo que para uno sería diferente y a veces hasta extraño. Cuando te das el permiso de sentarte a platicar con esa persona sin ningún prejuicio solo con el afán de aprender un poco, es gratificante lo que escuchas finalmente. Me di cuenta que esa persona también se está sentando conmigo, y vaya que yo soy bastante rara para ellos también.  He aprendido también que hay gente para la cual la verdadera esencia de su ser es el poder y el dinero, y son igual de auténticos y fieles a sus valores y principios cuando uno los escucha.


En este camino me he encontrado con personas muchos años después y he visto transformaciones tanto positivas como negativas, gente que se ha dejado moldear y se ha convertido en un clon de las amistades con las que se rodea (tanto en lo positivo como en lo negativo según sea el caso) y gente que simplemente sigue siendo igual. Es muy difícil ser auténtica cuando tus opiniones  o tu manera de pensar van en contra de toda una mesa, de todo un grupo o de toda una familia, sin embargo, es aún más difícil vivir pretendiendo ser algo que no se es, ya que el ser deshonesto consigo mismo es la mayor deslealtad hacia su persona. El poder, el dinero, las situaciones y las experiencias pueden marearnos un poco y provocar que pretendamos ser algo que nuestra esencia no es y cuando no aceptamos nuestra esencia esta suele salir a la luz tarde o temprano provocando que caigamos de tan alto o tan bajo como el escalón de pretensión que hayamos decidido subir.


Soy fiel admiradora de leer status en facebook, me hacen aprender, reflexionar y hasta escribir. Muchas personas  por su puesto, por su situación de ventaja o bien desventaja o  porque creen que deben de hacerlo de repente defienden lo que es indefendible y es ahí donde me encuentro con la falta de autenticidad. Y qué decir de las personas que trabajan en cierta empresa y al ser despedidos acaban hablando pestes después de nunca haberse quejado mientras les convenía... mi pregunta es si fueron  realmente sinceros durante su trabajo o hasta que salieron.

¿Por qué a veces uno solito se contradice? En mi opinión, eso no habla mal de la empresa o de la otra persona, si no de uno mismo. Hace poco escribía que la gratitud es una virtud en peligro de extinción, me fascina la gente agradecida pero hay una línea muy delgada entre agradecer y poner mi integridad y mis valores al borde. ¡Vaya! hay veces que la mejor manera de ser agradecido con quien me ha ayudado y ser fiel a mi integridad, principios y valores si esa persona cometió un error, es simplemente quedándome callada, bien dice el dicho: “si no tienes nada bueno que decir, mejor no digas nada”.


Hace poco hablaba con una de esas personas que llamó nuevas amigas, esas que la vida me permitió escoger después de vivir esta experiencia tan fuerte que vivimos. La llamaré Lupita (ella no es de aquí y es bastante popular en su pueblo). Lupita me decía que se había salido de dos grupos de toda la vida porque no le aportaban nada bueno, porque todo era muy superficial, porque este año había decidido rodearse de quienes le gustaría que se rodearan sus hijos, “fue muy fácil”, me dijo; “pensé, si estaría orgullosa de que mi hija en un futuro si se juntara con amigas como las que yo me junto. Y no dude en responderme que no, yo para mis hijos quiero gente auténtica, sincera con valores de esos bien bonitos, quiero lo mejor para mis hijos y no me lo estaba dando para mi, tengo que predicarle a mi familia con el ejemplo”.  


Lupita tomó la decisión de NO ser “la hija de”, “esposa de”, “familiar de”, “fulanita de”, “vecina de”, “directora de”, “dueña de”, “amiga de”… y simplemente decidió ser Lupita. Esa que había olvidado en un rincón, que dejó de comer rico por conservar una figura para los demás, que dejó de vestir cómoda por cumplir otras expectativas. Y habemos gente que nos gusta comer bien pero luego se nos pasa y andamos a dieta o gente a las que nos gusta la moda, no quiero decir que esto sea malo mientras seamos auténticas a nuestro verdadero yo. A lo que voy, es a que realmente recuperó su esencia y estoy segura que a partir de esa decisión será mucho más feliz porque no hay manera de ser plena pretendiendo ser algo que no cuadra con tus valores, con tus principios, con tu esencia  o con tu verdadero yo.


Cambia tus hojas pero nunca pierdas tus raíces; cambia de opinión pero nunca cambies de principios.


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